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Cuando hablamos de foria ocular, nos referimos a la desviación latente con respecto a la alineación que tienen los ojos en tareas binoculares (con los dos ojos abiertos y mirando hacia el mismo estímulo), de hecho, sólo tiene sentido hablar de la foria ocular binocular.
Al igual que un termómetro mide la temperatura, con una barra de prismas o un diasporámetro y las pruebas necesarias, se puede medir la foria ocular.
Definimos el eje visual del ojo como la línea que une el objeto que queremos ver y la retina del ojo correspondiente, este eje tiene como ideal ser además el eje óptico, que es un lugar geométrico en cualquier sistema óptico creado con lentes, por cuyo centro los rayos de luz no se desvían al atravesar los medios.
Es decir, que si el eje visual y el eje óptico coinciden en un ojo, el paciente debería ver bien si no tiene alteraciones que lo impidan, e incluso si el problema es refractivo, la solución dará buena agudeza visual.
Los problemas llegan cuando esta condición no se cumple, o si añadimos más alteraciones a la ecuación, como tener cataratas.
Diferencia entre foria y tropia
La foria es una desviación latente (hay que realizar un examen para descubrirlo), mientras que la tropia es manifiesta y muchas veces se puede ver a simple vista.
A través de la prueba del cover test se puede distinguir entre una y otra cuando la desviación no es tan clara, o cuando aparecen síntomas pero no se pueden explicar con la refracción.
Tipos de foria ocular
Como hemos visto anteriormente se trata de un desajuste que provoca la superposición de las imágenes de ambos ojos, y su posterior corrección muscular.
Cuando un ojo es privado de su estímulo (si interponemos un oclusor delante, por ejemplo) ese ojo busca su posición de relajación, por lo que puede haber una diferencia entre la posición de relajación y la posición de visión normal.
Según la literatura, cuando se realiza esta maniobra en el cover test, al tapar y destapar los ojos vamos a encontrar el mismo ángulo, independientemente del ojo en que midamos.
Así si ambos ojos se desvían hacia fuera para relajarse, cuando tapemos uno de ellos, el otro seguirá fijando el estímulo. En cambio, cuando el ojo tapado es destapado, se une al estímulo visual y provoca una fusión de la imagen en la corteza cerebral.
En mi opinión se basa en una teoría que no tiene un fundamento físico, tan sólo fisiológico, por lo que podrían darse situaciones fuera de la norma que chocarían contra las doctrinas establecidas en optometría y oftalmología.
Los casos atípicos que podrían darse vienen de una diferencia de potencia de un ojo al otro muy elevada, asimetrías faciales mayores que 4.5mm (el tamaño de una pupila media), o cambios provocados en los ejes visuales. En el caso de colobomas de iris, el razonamiento que usamos con todos los pacientes no funciona con ellos.
Así sentadas las bases para definir los tipos de forias, podemos clasificarlas según su orientación espacial:
- Foria vertical
- Foria horizontal
Existen las forias oblicuas, pero son una combinación de las dos anteriores, por lo que se resuelven mediante el cálculo de vectores.
Las forias pequeñas o de poca cuantía
Por lo general son alteraciones que apenas provocan problemas ni síntomas, pero a veces sobrepasan los límites de resistencia del paciente y comienzan a crear cefaleas, molestias oculares y falta de concentración.
Hay que tener en cuenta, que no sabemos que provoca cambios de forias, pero en muchos casos, se mantienen estables o empeoran con el tiempo, además cuanto más esfuerzo hace el sujeto por compensarlas, más le cuesta tener los ojos alineados.
Cuando una foria ocular sobrepasa el valor binocular de compensación, se convierte en tropía, y el ojo comienza a desviarse, con la posibilidad de desarrollar diplopia.
Tratamientos para forias descomensadas
En la mayoría de los casos estas forias se corresponder con hipermetropías que no se han compensado con gafas, por lo que la corrección con lentes suele ser suficiente para volver a la normalidad, cursa con dolores de cabeza, dificultad para concentrarse, bajo rendimiento y a veces molestias con la luz del sol.
Entre los tratamientos posibles, descartando que no funcionen para el paciente las ayudas ópticas como gafas y lentillas, se encuentran las siguentes tres posibilidades:
Prismas: son un añadido a las lentes oftálmicas de las gafas que modifican el punto donde se percibe la imagen. Suelen dar muy buen resultado en personas en las que se puede medir una deficiencia constante a lo largo del tiempo.
Terapia visual: cuando el paciente tiene altibajos en su sistema visual y los síntomas se van sucediendo sin orden ni concierto, puede ser una pesadilla trabajar en cerca con una disfunción del estilo de una insuficiencia de convergencia, por ello, la terapia visual puede ser una buena solución en algunos casos bien seleccionados.
Operación: la intervención debería ser la última opción, para casos de asimetrías faciales o traumatismos en los que la lógica que se usa convencionalmente no sea correcta, para poder llevar al sistema visual a un punto más favorable y después terminar de corregirlo con gafas.
Si te interesa saber más sobre los prismas oftálmicos, te dejo un caso muy interesante con la mayor prescripción prismática conocida.