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El recto inferior es un músculo extraocular de los seis músc ulos oculomotores del ojo, su función principal es deprimir el ojo, para hacer descender el eje visual del sujeto.
Las anomalías en el funcionamiento o características anatómicas normales de este músculo pueden causar cambios drásticos en el sistema visual del paciente, siendo recomendable la visita a un especialista a los menores síntomas de visión doble y dolores de cabeza.
Acciones principales del músculo recto inferior
- ACCIÓN PRINCIPAL: Depresión desde la posición primaria de mirada.
- ACCIÓN SECUNDARIA: Extorsión. Un tipo de giro rotacional hacia el lado temporal del cráneo.
- ACCIÓN TERCIARIA: Abducción. Mueve ligeramente hacia el lado temporal de forma horizontal.
Su antagonista es el músculo recto superior, que realiza las acciones contrarias.
Se localiza en la parte del margen inferior del globo ocular hacia el suelo de la órbita, limitando externamente con la cápsula de Tenon y la esclera.
Origen y trayectoria del músculo recto inferior
Como otros músculos de con su origen común en el anillo de Zinn, proviene de su parte más meridional, continúa recto a lo largo del suelo de la órbita hasta la esclera, donde tiene su inserción anatómica a 6.5mm del limbo inferior y describiendo un ángulo de 23º con respecto al eje óptico o línea visual principal.
La inserción del músculo en la esclera se hace por delante del ecuador del ojo, en una posición similar en simetría a la del músculo recto superior.
La longitud media del tendón es de 6 mm mientras que la zona de contacto con el globo ocular es de 6.5 mm.
La inervación del músculo recto inferior del globo ocular pertenece a la rama inferior del tercer par craneal o nervio oculomotor.
Aunque hay variación entre unos sujetos y otros, la longitud media del músculo es de 40 mm.
El músculo extraocular más próximo al recto inferior es el oblicuo inferior, ambos trabajan conjuntamente en el ligamento suspensorio de Lockwood, una especie de hamaca que proviene de un engrosamiento de la cápsula de Tenon.
Alteraciones de la función normal
En casos puntuales un fallo en el músculo recto inferior puede provocar parálisis o paresia oculomotora, complicando el día a día del paciente.
El diagnóstico del cuadro clínico patológico de este músculo es por descarte de síndromes y síntomas, con pruebas oftalmológicas específicas de movilidad y reflejos junto con una exploración neurológica.
En el caso de necesitar corrección visual en gafas, se puede combinar sin dificultad con otras necesidades visuales como prismas por sectores.
En casos de lesiones con fracturas de cráneo donde los huesos que componen la órbita o su suelo han sido afectados, los efectos secundarios pueden tardar años en aparecer.
Se recomiendan chequeos periódicos de la visión y neurológicas para hacer un seguimiento correcto y evitar situaciones peores en el futuro.
Si bien las intervenciones de estas características son complicadas, a día de hoy ya hay suficiente información y tecnología como para hacer reconstrucciones mayores si las circunstancias lo permiten y el paciente está en situación de aguantar una operación tan larga.
Una rotura en el suelo de la órbita puede provocar otros problemas si no suelda correctamente, siendo necesaria la evaluación de la musculatura extrínseca en cada posición de mirada durante el periodo de recuperación y seguimiento.
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