Actualmente existen múltiples opciones para frenar la miopía, entre las que se encuentran soluciones como lentes de progresivas, lentes de contacto multifocales, gafas de desenfoque periférico, atropina u ortoqueratología.
A pesar de la cantidad creciente de posibilidades hay algo que a cada paciente y a su profesional suelen preocuparles casi en igualdad: la efectividad del método elegido para controlar su miopía.
En un primer momento, durante la toma de contacto, el profesional suministra información sobre distintas posibilidades basadas en los métodos disponibles para el paciente según su caso.
¿Cuáles son los Parámetros para monitorizar el aumento de la miopía en niños?
Para medir el éxito de un control de miopía, se utilizan dos parámetros fundamentalmente:
- La longitud axial
- El equivalente esférico
Por ello cuando medimos la efectividad en el control de la progresión miópica de un sujeto sobre un producto o protocolo de actuación específico, lo hacemos en estos dos términos.
Se tratan de herramientas de cálculo técnico básicas para saber si lo que estamos haciendo está funcionando en el lugar y forma que deseamos o por el contrario se está torciendo el proceso.
A diferencia de las intervenciones médicas como operaciones de cataratas cuyos resultados son revisados a corto plazo (en un par de semanas), en el caso del control de miopía son necesarios años de observación para determinar si funciona y en qué medida.
Equivalente esférico
Desde hace muchos años se conoce que el equivalente esférico es útil para hacer cálculos refractivos en el ojo, es muy manejable y es un criterio objetivo de evaluación para el paciente.
Posiblemente el cerebro utilice equivalentes esféricos todo el tiempo para decidir cuanta energía necesita para desplazar su foco visual hasta un punto concreto.
Nosotros utilizamos el equivalente para medir en un solo valor la cantidad total de graduación del paciente incluyendo el astigmatismo en la ecuación. Se suma la esfera y la mitad del cilindro para obtener el número final.
Esta medición se realiza en todos los pacientes cada vez que se les examina, por lo que se acaban teniendo muchas «fotos» del instante en el que se gradúa, permitiendo hacer un gráfico de la progresión de la graduación del paciente.
Se han postulado variaciones entre edad, sexo, etnia y otros factores demográficos, pero no está claro el motivo por el que pueden darse estas diferencias con respecto a otros sujetos de condiciones similares, o las razones por las que no afecta a todos los individuos por igual.
Cuando un individuo tiene una tasa de progresión anual en equivalente esférico mayor que la de su grupo de control, podemos decir que está en una situación de riesgo mayor, que merecería la pena estudiar para un control de miopía .
Al intervenir en el proceso podemos beneficiar a un individuo sólo porque sus parámetros de subida son mayores que las de la media de chicos que comparten sus mismas características.
Mientras que un aumento de media dioptría por año podría ser «normal» en un niño asiático, es completamente inaceptable para alguien de etnia caucásica con los datos que manejamos actualmente.
Longitud axial
La longitud axial es el otro parámetro con mayor repercusión en la tarea de monitorizar el aumento de la miopía, de hecho aunque la medida era competencia exclusiva de las consultas para hacer lentes intraoculares en las operaciones de cataratas, se está extendiendo su uso como herramienta en el control de miopía para niños y adolescentes.
El inverso de la longitud axial nos dice la cantidad mínima de potencia necesaria en el ojo para la luz llegue a la retina, en el caso general de un ojo que mide 23.5mm la potencia necesaria sería de 42.5 dioptrías, un valor que estimamos normal para la córnea.
Todo exceso de potencia en córnea, o en longitud axial podría ser un indicador por tanto de aumento de graduación en el futuro.
No podemos asegurar que la longitud axial sea un factor determinante sin tener en cuenta el resto de parámetros base del ojo, pero está clara su importancia en la ecuación, dado que todo el sistema depende de su magnitud.
Los niños con una longitud axial mayor que la media, o cuya progresión fue en aumento, se corresponden a los que desarrollan mayor cantidad de graduación a lo largo del tiempo, por lo que la intervención en este tipo de casos es aconsejable cuanto más temprana la edad mejor.
Igualmente para poder crear una tendencia de intervención temprana serán necesarios equipamiento y formación específicos para los profesionales que vayan a proporcionar el servicio a los pacientes.
A nivel individual, tomar nota de la evolución de la longitud axial puede ayudar a determinar el tipo de desarrollo miópico que está teniendo lugar en el ojo del paciente y elegir un método más específico para poder combatirlo y ralentizarlo con las armas que tenemos actualmente.
En España, laboratorios como Conoptica, están actualmente realizando campañas para equipar los centros optométricos con el material y maquinaria necesarios para medir la longitud axial e introducir a los profesionales a este tipo de metodología, que supondrán la siguiente generación de lentes que está por venir.
Una estrategia para el control de miopía debe ser eficaz tanto a nivel anatómico como a nivel funcional y sin poder medir ninguno de los dos, estaremos jugando mal nuestras cartas para crear un protocolo definitivo que dé las mejores soluciones de control de miopía a nuestros pacientes.