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¿Hay alguna relación entre niños y pantallas?
Aunque son muchos los estudios que tratan de relacionar el uso de pantallas digitales con aumentos de defectos refractivos, no se ha encontrado una relación directa.
¿Debemos culpar a las pantallas y la tecnología del aumento de miopía?
Que no haya una relación directa clara, no quiere decir que no se hayan podido extraer conclusiones sobre los factores de riesgo asociados al comportamiento o factores ambientales.
Sobre este tema trata este artículo:
¿Son las pantallas digitales causantes de problemas visuales?
La respuesta corta es: no. La respuesta larga es: depende de quien las use.
Elaborando un poco más esta parte, podríamos decir que las pantallas digitales en sí mismas:
- No provocan cambios refractivos.
- Las emisiones led de estos dispositivos no provocan (en exposiciones y dosis normales) ningún efecto secundario.
- Son bastante seguros de utilizar siguiendo unas recomendaciones básicas de ergonomía.
¿Y entonces dónde está el problema?
En que nos exponemos en exceso, nos acercamos en exceso y apenas descansamos.
Pues prepárate para la respuesta larga, no te va a sorprender, porque en el fondo ya lo sabías.
La primera barrera protectora, los descansos
No se realizan descansos durante el uso de los dispositivos, y es el principal problema.
Se lleva recomendando décadas la regla del 20/20/20 que nadie aplica, cada veinte minutos de trabajo con monitores o pantallas digitales mirar 20 segundos a 6 metros de distancia.
También nos puede servir para actividades de cerca en las que haya que prestar atención constante, como la lectura.
¿Y por qué nadie aplica los descansos?
Porque hay que estar pendiente del tiempo que llevas, si te pasa en el trabajo, pueden pensar que te escaqueas, si estás con tus amigos te pueden tomar por loco, burlas, etc.
Casi todo el mundo prefiere pasar desapercibido mientras trabaja, es normal, necesitamos concentración para rendir, si nos interrumpimos tendremos que «volver a empezar«.
Está en nuestra naturaleza tratar de hacer las cosas con el menor esfuerzo posible, y agradar a la gente a nuestro alrededor.
Además cuando queremos relajarnos, molesta que tengamos que interrumpir la lectura o el juego para tomar un descanso porque sea «necesario» o lo «correcto».
Tomarse la molestia de controlar el tiempo de exposición requiere seguridad en uno mismo y organización, si además le sumamos la presión social, estamos ante un problema de conducta complicado de manejar.
¿Cuál es la solución?
Sin ser perfecta, la mejor aproximación que se ha aplicado, es hacer descansos de 2 a 5 minutos cada hora de trabajo, en los cuales, uno se levanta a beber agua o va al baño, sirve para:
- Estirar las piernas y los brazos, aunque sea con bandas elásticas.
- Cambiar la distancia de trabajo y relajar un poco la fijación de la visión.
Pero normalmente estos descansos se usan para mirar el móvil, con lo que el objetivo del descanso se convierte en otro factor negativo.
Pasamos de mirar durante una hora a los 65 cm de nuestra pantalla de ordenador a los 33 del teléfono móvil, empleando el tiempo de descanso en una tarea que requiere más esfuerzo visual que la actividad por la que estamos descansando.
No hay una solución, no depende de ninguna fórmula mágica, se trata de educación y responsabilidad, valores que tenemos que trabajar y apuntalar desde que somos pequeños.
La segunda barrera de protección, la ergonomía.
La consecuencia de no hacer descansos, son los cambios en el uso del dispositivo, como el dispositivo es el mismo, no puede haber más cambio que el que nosotros provoquemos.
Si se cansan los brazos en el uso del teléfono los recogemos hacia el tronco, reduciendo la distancia de uso.
Si comienza a molestar la espalda tendemos a doblarnos y curvarnos hacia adelante para reducir la distancia con la pantalla de la tablet.
Una solución podría ser empezar a usar un atril para sujetar la tablet mientras no la estemos usando.
Por ello, si el ojo está expuesto a un aumento de intensidad luminosa, tenderá a protegerse, entrarán en juego los párpados y el tamaño de la pupila.
Pero si parpadeamos dejamos de recibir información y la tarea se alarga, ahora tenemos un conflicto a nivel mecánico entre parpadear y el proceso visual, donde el proceso visual va a ganar por la prioridad natural que tiene la visión para la supervivencia en el ser humano.
Vamos a parpadear menos, como consecuencia se producirá una disminución de la calidad de la lágrima, al extenderse menos veces de las normales para tu cuerpo.
Si la postura varía, no estamos mirando de frente o nos torcemos, uno de los ojos sufrirá más para obtener su imagen que el otro, habrá diferencias en la distancia al objeto.
Y sólo será una cuestión de tiempo que se provoque un cambio refractivo (lo que se pone en las gafas) que lo compense, pero el verdadero problema seguirá estando ahí, y si no le ponemos remedio, volverá a suceder.
Cuando rompemos nuestra ergonomía, la postura natural que nos protege de sufrir lesiones desaparece, y comenzamos a sufrir las consecuencias en forma de tirones, dolores y molestias de distintos grados.
Es frecuente encontrarse problemas de astigmatismo no corregido que se relaciona con dolores del cuello en personas présbitas.
Si te interesa poner la televisión para verla desde la cama, te diré que la pongas en algún lugar lo más recto posible con respecto a tu posición, para ello puedes usar un soporte de televisión.
La tercera y última barrera de tus ojos a empeorar, la lágrima
¿Sabes qué es el ojo seco? Muchos profesionales están tratando de averiguarlo.
El síntoma común es pérdida de visión, molestias en los ojos, a veces escozor, o sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, etc.
A pesar de que sólo hay 3 capas en la lágrima, parece ser que hay al menos 5 clasificaciones de ojo seco.
Lógicamente, yo tampoco tengo la repuesta, pero te adelanto algo de lo que sí sabemos:
- Es una enfermedad multifactorial
- Cada persona tiene un cuadro distinto
- Las mismas técnicas no funcionan igual de bien en todos los pacientes.
Si te interesa el tema de la lágrima consulta este artículo que te dejo debajo.
A lo mejor hay quien piensa que los niños no pueden padecer sequedad ocular, nada más lejos de la realidad, hay niños con patrones muy similares a informáticos profesionales que llevan más de 20 años pasándose 10 o más horas al día usando pantallas.
Nadie está a salvo si no utiliza la tecnología con prudencia, por ello el reto va a estar en EDUCAR a los niños en el uso responsable de la tecnología, no en el tiempo que se emplea, sino en la distancia y en los descansos necesarios para que no generen problemas.
La manera de medir los problemas que se generan se hará a través de test de calidad lagrimal e integridad de la topografía corneal, por lo que en los próximos años el concepto de «forma del ojo» tomará un papel muy relevante en optometría.
Por último, incidir en que la sequedad ocular por un acercamiento excesivo es provocada, y no se trata de una patología.
Cuando todo falla entre niños y pantallas vienen las gafas
Si quieres saber más sobre gafas puedes visitar este artículo en la sección del diccionario.